Invierno - Recomendaciones sobre cuidados diarios

Invierno -  Recomendaciones sobre cuidados diarios

 

 

 

 

 

Anabella Tonelli

Médica especialista en Pediatría

MP 3110

Centro Médico Sabio

Como es sabido y a veces temido, el invierno es época de alta circulación de virus y bacterias que causan enfermedades en vías respiratorias altas (nariz, garganta, tráquea) tales como: resfriados, estados gripales, faringitis, rinitis y laringitis o en el caso de las vías respiratorias bajas bronquitis y neumonías.

Sin embargo, a medida que pasa el tiempo aprendemos y adoptamos conductas que nos protegen de estos enemigos invernales.

La gran mayoría de los gérmenes poseen la capacidad de infectarnos rápidamente. Las vías de contagio más frecuentes son:

  • Aerosoles: así llamamos a las pequeñas partículas que se liberan al aire cuando una persona habla, estornuda o tose y quedan suspendidas en el ambiente. Estas pueden estar contaminadas con virus o bacterias, y por lo tanto ser respiradas por otras personas y de esta manera contagiarse una enfermedad.
  • Contacto con superficie: por ejemplo un picaporte, una mesa, un juguete que fue tocado por alguien que tenía sus manos sucias, se contamina con gérmenes que permanecen activos por un tiempo y pueden infectar a quienes los manipulen.
  • Contacto con personas enfermas: el permanecer de forma cercana y por mucho tiempo con aquellos que cursan una enfermedad aumenta el contacto con sus gérmenes, sobre todo si compartimos besos, abrazos, mate (con la misma bombilla), vasos, etc.

Cuáles son los síntomas más comunes: secreciones (mocos) nasales, tos, estornudos, fiebre, fatiga y dolor muscular, vómitos

¿Cómo podemos cuidarnos?

Completar los carnet de vacunas, nos proveen defensas específicas contra enfermedades altamente peligrosas, evitan los casos graves de las enfermedades y disminuyen la mortalidad de las personas.

En época invernal es importante recordar que quienes registran factores de riesgo se deben vacunar contra la gripe y covid 19, según corresponda. Que todo el entorno esté inmunizado hace que los gérmenes no puedan transmitirse tan rápido, disminuyendo los contagios.

  • Uso adecuado de barbijo ante síntomas gripales (tos, mocos, fiebre, malestar general, estornudos).
  • Lactancia materna: la leche humana es una fuente natural de defensas. Previene no solo las infecciones respiratorias y gastrointestinales de los lactantes, si no también enfermedades crónicas en la edad adulta (obesidad, diabetes, hipertensión, asma, entre otras).
  • Respetar los periodos de evicción escolar: si los niños están enfermos, no asistir a las instituciones educativas mientras estén sintomáticos ya que contienen alta carga de partículas virales, con lo cual el riesgo de contagios aumenta.
  • Ventilar los ambientes todos los días durante al menos 30 minutos 2-3 veces por jornada.
  • Adecuado lavado de manos con agua y jabón.
  • Evitar tocarse la cara con las manos sucias.
  • Desinfectar los ambientes todos los días con la correcta limpieza de los espacios y juguetes.
  • Cubrirse con el codo al toser o estornudar.
  • Procurar alimentarse de forma equilibrada. El consumo de una dieta con los nutrientes necesarios hace que nuestras defensas se mantengan alerta para combatir infecciones.
  • Realizar actividad física diaria. El ejercicio físico potencia nuestro sistema inmune.

¿Cuándo consultar al servicio de emergencia?

Pautas de alarma para los más pequeños:

    • Agitación (respiración rápida).
    • Uso de músculos accesorios para respirar: marca las costillas, hunde el pecho e infla la panza.
    • Aleteo de la nariz.
    • Tos persistente y con sensación de falta de aire.
    • Fiebre >38ºC más de 3 días o acompañada de mal estado general.
    • Coloración azulada de cara, labios, manos y/o pies.
  • Pautas de alarma para adultos:
    • Falta de aire
    • Agitación.
    • Tos persistente con expectoración purulenta o con sangre.
    • Dolor en el pecho.
    • Dificultad para mantenerse despierto.
    • Coloración azulada de piel y mucosas.
    • Pacientes con factores de riesgo con cualquier síntoma respiratorio: Asma, EPOC, diabetes, cardiopatías, pacientes oncológicos, etc.).

Si tiene dudas, consulte a su médico de cabecera o concurra al centro asistencial habitual.