¿Qué tomamos los argentinos?
Por Leo Saracho
Según varios sitios de internet donde realizaron cada uno sus propias investigaciones, los argentinos preferimos las bebidas amargas con un toque dulce.
¿Se les viene a la mente algún trago de estas características? Pues están en lo cierto, nos gusta el Fernet con esa gaseosa de color negra. Si bien están de regreso los aperitivos, estas bebidas no es que hayan entrado en nuestras vidas por cuestiones de moda vintage, nada más lejos de la realidad. Los aperitivos llegaron gracias a italianos, franceses y españoles que no solo traían sueños de progreso en sus valijas, sino que también traían parte de su vida cotidiana y cultura como estas bebidas.
En nuestro país surgieron grandes marcas de amargos, también llamados bitters, como por ejemplo la primer patente argentina, la Hesperidina, otro muy famoso es el Pineral (de los hermanos PINI, hoy de licores Argentinos), la Hierroquina (antiguamente Ferroquina “Bisleri”) y como olvidar al Amargo Obrero, todas ellas no solo son para beberlas antes de un asado el domingo al mediodía, sino que también pueden ser utilizadas como digestivo en pequeñas medidas y encarar a esa siesta revitalizante de 40 minutos.
Por otra parte tenemos a los vermouth o Vermut como por ejemplo el famoso Cinzano o Martini, las dos más conocidas del mercado en sus tres versiones: Rosso (tipo italiano, de sabor algo dulzón con leves notas a frutas secas como las nueces), Dry (tipo francés, seco) y Bianco (tipo americano, de sabor dulce).
También encontramos los Americanos y las marcas más representativas son Gancia y Cazalis. Todas ellas a base de vino blanco, hierbas, cortezas, raíces, semillas y cascaras de cítricos entre otros ingredientes secretos.
Un dato no menor es que las botellas cambian su forma y diseños cada 2 o 3 años, esto sirve para darnos cuenta que ya debemos beberlos porque luego pierden sus características agradables y una vez abiertos se guardan en la heladera y duran unas tres semanas aproximadamente.
Hasta nuestros abuelos y algunos jóvenes de 60 y tantos años las siguen bebiendo en su club favorito, bar o cafetín, en el medio hubo una generación que casi hizo extinguir una parte de nuestra cultura, pero siempre aparece alguien que logra sacar a flote costumbres olvidadas.
Hubo varios movimientos para salvar estas bellezas liquidas como por ejemplo el “Club del Vermut” (fundado por Matias Jurisich) en la ciudad de Rosario, otro fue MAPA (Movimiento Aperitivo Argentino, organizado por Campari Argentina), movimiento que consistía en un torneo para maridar un coctel a base de aperitivos con pequeños platos de comidas y si eran autóctonos mejor aún. Para darle mayor fuerza se realizaban charlas por periodistas y bartenders que visitaban varias ciudades del interior.
Hoy en día hay una fuerte inclinación a los cocteles donde al menos se incluye un vermut o amargo, hay cartas donde tienen un apartado especial, dando lugar a cocteles clásicos como el Negroni, Manhattan, Americano, etc. o nuestros cocteles como el Ferroviario, San Martin entre otros.
Lo bueno de todos estos aperitivos es que son de fácil realización y con productos bastante económicos y mezclables con casi cualquier bebida tanto con una fuerte graduación alcohólica como también gaseosas o jugos.
Como siempre los dejo con un coctel para que puedan agasajar a sus amigos en un lindo día de asado.
El Ferroviario, un trago con muchos años de historia y que se tomaba en las pulperías y almacenes de ramos generales a lo largo del ferrocarril que arrancaba desde Buenos aires y entraba al interior de la provincia.
Ingredientes: 45 ml de Fernet, soda de sifón, 60 ml de Vermut Rosso y una rodaja de limón.
Preparación: En un vaso alto se lo llena de hielo, se coloca el Fernet, luego un buen chorro de soda para que genere una buena espuma, seguimos con el vermut Rosso y lo terminamos con una rodaja de limón.
Recuerden las palabras de un gran amigo, Matias Jurisich, “El Vermut es alegría” y razones no le faltan!!!
¡¡¡Salud!!!
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