HERMANA AMAZONIA
Ante la trágica situación que está viviendo nuestra “Hermana Amazonía” -ardiendo en llamas- no queremos ser cómplices con nuestro silencio, por eso hacemos escuchar nuestro grito de indignación y solidaridad para con este único y original bioma. En él habitan Pueblos que, en armonía y dentro de la ecología integral, lo cuidan y han cuidado para toda la humanidad, gran parte de la que hoy -junto con las criaturas de dicho ecosistema- está desesperada ante el criminal fuego destructor provocado por la codicia desmedida.
“En la Amazonía viven 400 pueblos indígenas en armonía con la Naturaleza, algunos no contactados. Si la destrucción provocada por las empresas continúa al ritmo actual, en 40 años el pulmón del mundo, el que le regala a la quinta parte de la Humanidad el oxígeno que respira y el agua que bebe, habrá desaparecido. No habrá más selva amazónica, solo quedará una sábana salpicada de unos bosques y ninguno de estos pueblos indígenas sobrevivirá”. RED ECLESIAL PANAMAZÓNICA (REPAM).
Los Pueblos de la Amazonía enfrentan más de 500 años de colonización y usurpación de sus territorios para la ejecución de proyectos extractivistas que aniquilan bosques nativos irremplazables; y de negocios agrícologanaderos organizados con prepotencia y poder, por poderosos y capitalistas, en un afán desmedido de lucro y riqueza que destruye a mansalva tanto a pueblos enteros como a la rica biodiversidad de este planeta.
El Papa Francisco lo viene expresando desde hace unos años en su carta conocida como “Laudato Si” que dice: “Pienso en esos pulmones del planeta repletos de biodiversidad que son la Amazonía y la cuenca fluvial del Congo, o los grandes acuíferos y los glaciares. No se ignora la importancia de esos lugares para la totalidad del planeta y para el futuro de la humanidad. Los ecosistemas de las selvas tropicales tienen una biodiversidad con una enorme complejidad, casi imposible de reconocer integralmente, pero cuando esas selvas son quemadas o arrasadas para desarrollar cultivos, en pocos años se pierden innumerables especies, cuando no se convierten en áridos desiertos. Sin embargo, un delicado equilibrio se impone a la hora de hablar sobre estos lugares, porque tampoco se pueden ignorar los enormes intereses económicos internacionales que, bajo el pretexto de cuidarlos, pueden atentar contra las soberanías nacionales. De hecho, existen «propuestas de internacionalización de la Amazonia, que sólo sirven a los intereses económicos de las corporaciones transnacionales». Es loable la tarea de organismos internacionales y de organizaciones de la sociedad civil que sensibilizan a las poblaciones y cooperan críticamente, también utilizando legítimos mecanismos de presión, para que cada gobierno cumpla con su propio e indelegable deber de preservar el ambiente y los recursos naturales de su país, sin venderse a intereses espurios locales o internacionales.” (LS 38)
En este año, en el que acontecerá el Sínodo de la Amazonía -cuyo documento preparatorio recomendamos ‘Amazonía: nuevos caminos para la Iglesia y para una ecología integral’- y en el que como ENDEPA sostenemos que “El territorio es vida, se cuida y se defiende”, queremos llamar la atención sobre este trágico hecho, despertando a la vez la conciencia de cada ciudadano sobre el cuidado de la Casa Común que los Pueblos Indígenas, quienes mejor la protegen pero los que más sufren su destrucción, llaman “Madre Tierra”.
Hacemos, también, un llamado enérgico a las autoridades del mundo a implicarse y tomar medidas que detengan esta catástrofe o asuman la responsabilidad de esta destrucción frente a las generaciones futuras.
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