Huelgas Patagónicas: Primer Feriado provincial en Memoria de sus muertos
¿Qué implica esta decisión de la Cámara de Diputados?
Rescatar la memoria de gente que hizo una huelga para pedir condiciones mínimas de trabajo y fue reprimida a sangre y fuego. Es como una reparación histórica y un paso muy grande para que este tipo de sucesos no ocurran nunca más.
Si alguien tuvo que ver para que esto suceda fue el historiador y Periodista Osvaldo Bayer, con un rescate de la identidad sobre un hecho determinante para la historia de Santa Cruz y la Patagonia que hasta hace medio siglo cuando comenzó a investigarlo muchos desconocían.
Esteban Bayer, uno de sus hijos, periodista también, lo recuerda desde aquella visión de niño.
“Él estuvo muy presente porque trabajaba en casa, lo hacía por lo general por las mañanas los fines de semana, de pronto desaparecía porque se iba de viaje a investigar, hablar con sobrevivientes, y cuando volvía con testimonios, grabaciones, documentos, lo hacía contento y decía tengo más trabajo, y sus cuatro hijos nos agarrábamos la cabeza con miedo que no tuviera tiempo para nosotros” relata.
Enumera además aquellas cosas que lo destacaban.
“Lo que nos enseñó fueron los principios con los que trabajaba: rigurosidad histórica, recopilar documentos para encontrar la verdad sin interpretarla. Él decía yo presento los documentos, pongo a disposición de los lectores lo que encontré, cada uno que los interprete; hacía hincapié en documentar lo que se escribe, y eso influyó mucho en mi profesión.
Si bien hubo negacionistas que trataron de minimizar la obra de Osvaldo, él siempre decía acá están mis documentos, si alguien tiene otros para aportar que digan lo contrario nos juntamos, debatimos y sacamos las conclusiones, pero eso nunca pasó”.
- ¿Era un provocador documentado?
“Él no se veía así, le gustaban las polémicas pero no las iniciaba, y no se quedaba callado, retrucaba todo, y eso le gustaba, no por pelear, sino por alcanzar la verdad, saber quién tenía razón”.
- ¿Cómo vivieron el exilio?
“Fue la etapa más triste para él, lo consideró injusto, por qué irse si solo escribió libros, que crimen es ese para que lo persigan. Lamentó las secuelas en el seno familiar, nos cambió la vida. Yo tenía 17 años y nunca imaginé tener que irme, formar una identidad mezclada, desarrollarme en una sociedad y de pronto estar en otra con características completamente diferentes como es la alemana; aprendimos mucho de ese exilio, y generó debates posteriores muy injustos, si fue más duro quedarse o irse, que fue más cómodo, algo innecesario”.
- ¿Y al regreso?
“Volver y darse cuenta que la forma de pensar de la sociedad no había cambiado todavía, pero luego vino su reconocimiento como historiador y defensor de los Derechos Humanos, para él fue gratificante dirigir la Cátedra en la Facultad de Filosofía de la UBA, crearla y que se mantenga”.
- ¿Qué pensó cuando hizo teatro en “Las Putas de San Julián”?
“Le dijimos que estaba loco, ya estaba viejito, pero le dió mucha energía, creo que ganó varios años de vida. Cuando lo vi en el escenario sentí una gran emoción, era él, muy divertido, improvisaba, siempre actuaba diferente, el esfuerzo de viajar, recorrer toda Santa Cruz, y dar charlas y entrevistas, era incansable, nos dejó un gran ejemplo”.
- ¿Cuál cree es el legado que deja a las nuevas generaciones?
“Va a depender de lo que haga la sociedad con esta realidad, lo que puede aportar la obra de Osvaldo es esa claridad de mantener su independencia, no dejarse comprar por nadie, mantener una conducta ética, de principios, rescatar la memoria para saber la verdad para que se haga justicia, en eso fue inclaudicable”.
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