La Justicia es femenino, pero actúa como masculino

La Justicia  es femenino, pero actúa como masculino

Dudé antes de escribir a Carta Abierta para contar una situación que vivo desde que soy madre.

Cuando mi hijo tenía 3 años me separé de su progenitor quien meses después se fue a vivir a Ushuaia dejándome sola a cargo del niño.

En ese momento y gracias a la mirada de una amiga en la misma situación, pagué una abogada para hacer un acuerdo, no sólo de cuota alimentaria, sino además el régimen de visitas que estaría obstaculizado por los 1.000 km de distancia que separan nuestra localidad con la capital fueguina.

El acuerdo se cumplió a regañadientes y con altibajos, el padre de mi hijo nunca pensó en el bienestar del niño y sólo le dedicaba dos visitas al año.

En 2020 llegó la pandemia, que además de ser una catástrofe mundial se agigantó especialmente para los hogares monomarentales. Las cuotas alimentarias se redujeron, las visitas cesaron y el acuerdo se rompió.

El progenitor nunca más volvió a cumplir lo acordado y finalizada la pandemia y casi de casualidad me enteré que se mudaría a Buenos Aires, luego partió a Brasil, Ushuaia otra vez, Buenos Aires, Corrientes y finalmente Europa, donde reside en la actualidad.

Antes de enterarme lo de Brasil intenté ponerme de acuerdo con él para fijar una nueva cuota alimentaria y un nuevo régimen de visitas, pero fracasé con todo éxito.

Alimenté nuevamente mi esperanza de alcanzar un  arreglo y para ello, ya que sola no pude, acudí a la Defensoría de la localidad para que intercedan por mi hijo y por mí ante este nuevo escenario: un padre (biológicamente hablando) que ni siquiera volvería a ver a su hijo y que dependería de su voluntad para el pago de la cuota alimentaria.

Desde ese momento hasta hoy no hemos logrado nada. Ni que el progenitor cumpla con la cuota alimentaria acorde a su ausencia total ni que la Defensoría ante semejante situación defienda los intereses del niño.

Todos mis intentos e intervenciones para que se accione de tal o cual manera fueron rechazados por mi propia defensora y hace muy poco y después de casi 6 meses, el Juez rechaza que se pueda comunicar la demanda al progenitor por Whatsapp u otro medio que no implique la notificación en persona (una práctica que se utilizó en la pandemia y se continuó en casos extremos).

No sé dónde vive, ni qué hace, ni dónde trabaja. Entonces… ¿cómo hacerle llegar una demanda? ¿Cómo ponerme de acuerdo con una persona que no mantiene casi ninguna comunicación telefónica con su hijo? ¿Cómo se supone que debo afrontar el 100% del cuidado, educación, vestimenta, obra social, recreación, y un sinfín de etc cuando la cuota alimentaria no cubre ni el 50% del alquiler y por si fuera poco fui despedida de mi trabajo? ¿Cuáles son los derechos que la misma Defensoría y el juez se niegan a respetar a pesar de decir hay que velar por el interés superior que es el del niño?

No soy una madre enojada, entiéndase bien. Soy una mujer sobreexplotada no sólo por un hombre que decidió abandonar a su hijo y que asume en su condición que yo debo hacerme cargo de mi parte y la de él y como si fuera poco la justicia se lava las manos, impide, atraca, deshecha, manipula, entorpece y hace finalmente lo mismo que el progenitor; abusa y asume que su condición lo permite porque si, la justicia también es Hombre y goza de sus privilegios.

Maria Lucila Vitale

D.N.I. 24.962.887

 

imagen: https://www.anred.org/