El rol del periodismo en tiempos de grietas

El rol del periodismo en tiempos de grietas

Este 7 de junio deberíamos reflexionar acerca de la función que desempeñamos y como se puede aportar a la comunidad desde nuestro lugar sin perder de vista el horizonte de nuestra labor.

Es obvio que no abrazamos esta profesión para agradar ni mucho menos: es fundamental saber que guste o no guste, nacimos para interpelar e incomodar.

No hay otra manera de ejercer el periodismo pero cuidado, es menester tener claro desde que lugar realizamos nuestra tarea, y es relevante no orillar los extremos, no es la mejor posición.

En los tiempos que corren, con grietas en todas partes, fundamentalmente en lo político, como periodistas no debemos situarnos al borde del abismo ni de un lado ni del otro.

Menuda tarea, cuando desde la misma sociedad se fomentan sectarismos, enfrentamientos, se agitan pensamientos e ideologías como verdades absolutas...

Estos posicionamientos en ocasiones se encuentran apoyados por criterios en cuya elección, a veces premeditadamente, dejamos de lado otros que deberían ser considerados también, pero como pueden no ser favorables al planteo, se prefiere desestimar.

Cuando esa misma metodología se advierte en quienes deberían tener una mirada mucho más abarcativa, con atención en los variados matices que puede presentar un hecho o situación, que debieran estar atentos a todo el escenario y no solo a una parte aislándola de todo contexto, la profesión comienza a hundirse en el desprestigio.

¿Cuánto hace que no se difunden esas estadísticas en las que se medía el nivel de credibilidad y confianza de las instituciones y algunas profesiones en las que el periodismo supo ocupar sitiales de privilegio?

Mucho tiempo, y una de las razones por las que se me ocurre eso no sucede es porque al igual que otros actores de la sociedad, quienes ejercemos el periodismo también caímos en el descrédito.

Es triste pensarlo y decirlo, pero también necesario hacerlo, nos debemos una autocrítica que nos permita en base a una observación minuciosa de nuestro accionar poder corregir el rumbo si es que se percibe un extravío por ínfimo que sea.

Desde el periodismo estamos obligados a tener la lucidez y templanza necesaria para mantenernos prescindentes de los embates de sectarismos e intereses ajenos al hecho de informar, y desde ese lugar pretendidamente equidistante, poder analizar con opinión pero sin pasiones, con vehemencia pero no soberbia, con seguridad basada en información confiable, con razonabilidad y criterio, para cumplir acabadamente con el rol asignado a nuestra profesión.

El contexto no es el mejor, pero eso no justifica evadir nuestras responsabilidades, mejor aún, estamos obligados a reforzarlas, profundizarlas, y contribuir desde el lugar que ocupamos a alcanzar el grado de razonabilidad perdido, del diálogo fecundo y superador, achicar las brechas.

Feliz día del Periodista…