Autismo: Cuando el amor es incondicional
Por María Laura Rosell
Me dirijo a ustedes con el corazón abierto y la necesidad de compartir una realidad que sé que muchos enfrentan en silencio: la crianza de un hijo con autismo.
Es una carta abierta, no solo para expresar mis propias luchas y desafíos, sino también para conectar con aquellos que pueden estar sintiendo lo mismo, para que sepamos que no estamos solos en este camino.
La vida de un padre o madre de un niño con autismo está marcada por desafíos únicos y a menudo abrumadores. Encontrar profesionales especializados aquí en El Calafate puede ser una tarea ardua y desalentadora.
Nos encontramos constantemente luchando con las obras sociales, tratando de asegurar los servicios y el apoyo adecuados para nuestros hijos. La búsqueda de maestros integradores competentes es otra montaña que escalar, y a menudo nos sentimos solos en esta batalla.
Como madre, sé lo difícil que puede ser enfrentar cada día con la incertidumbre de pensar si estamos haciendo lo correcto, si estamos dando lo mejor a nuestros hijos. Equilibrar las responsabilidades laborales con las necesidades que ellos tienen es una tarea monumental.
Intentamos llegar al trabajo a tiempo, pero siempre estamos preocupados, siempre nos sentimos apurados, siempre con el temor de no poder manejarlo todo.
Pero lo que es más importante, quiero recordarnos a todos, incluyéndome a mí misma, que el autismo no es una sola cosa. Cada niño con autismo es único, con sus propias fortalezas, desafíos y necesidades.
No hay una talla única para todos cuando se trata de esta condición. A veces, en medio de nuestras luchas diarias, es fácil olvidarlo. Es fácil caer en la desesperación y la sensación de soledad.
Pero no estamos solos. Somos una comunidad unida por el amor y la dedicación a nuestros hijos. No tengamos miedo de pedir ayuda. No tengamos miedo de buscar apoyo en otros padres que entienden nuestras luchas, en organizaciones locales que pueden ofrecer orientación y recursos, en profesionales que están dispuestos a caminar junto a nosotros en este viaje.
Sé que es un largo proceso, a veces desafiante y agotador. Pero también sé que somos más fuertes de lo que creemos, y que juntos podemos superar cualquier obstáculo que se interponga en nuestro camino. Sigamos adelante con valentía, amor y la certeza de que, aunque pueda parecerlo a veces, nunca estamos solos.
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