EDITORIAL - Un hecho cultural, un acto político

EDITORIAL - Un hecho cultural, un acto político

La inauguración del cine cobrará otra impronta con la llegada de la vicepresidenta Cristina Fernández. Lo que podía ser un acontecimiento local se proyectará a todo el país, expectante de lo que pueda decir.

El Calafate volverá a tener un cine, pero a diferencia de las experiencias lejanas en el tiempo, en esta ocasión, se podrán ver estrenos en simultáneo con las grandes ciudades.

Un paso gigantesco hacia la igualdad de oportunidades, ya que cientos de vecinos con pocas o nulas posibilidades de viajar quedaban al margen de un entretenimiento que constituye por sí mismo una experiencia maravillosa.

En los tiempos en los que las plataformas, celulares y smartTV nos permiten visualizar películas a bajo costo y desde nuestra propia casa, ir al cine constituye una ceremonia especial, un ritual que quienes transitamos la adultez y como en mi caso, vinimos hace mucho de lugares en los que siempre existieron, nos trae maravillosos recuerdos de la infancia y adolescencia.

Saber que ahora podremos efectuar esas salidas compartidas en familia con nuestros hijos así como en su momento lo hicimos con nuestros padres será una vivencia alucinante. Para otros, será el inicio del camino. No es lo mismo ver una película en pantalla gigante y con sonido de calidad que en un dispositivo, ni por casualidad.

A nivel personal, el cine, al igual que la calesita (que aunque aún no cumple la función esperada allí está en la plaza Lago Argentino) son dos elementos que igualan posibilidades a quienes están lejos de los grandes centros de esparcimiento.

No constituyen unidades de negocios rentables y quizá por eso es el estado, a veces cuestionado, es el que debe afrontar estas inversiones a falta de capital de riesgo.

Al igual que sucediera con el Centro Cultural, el ejercicio nos llevará al hábito y sabremos aprovechar las novedades para sacar el mejor provecho de ellas.

Los escenarios se proyectan como estímulos y desencadenantes de acciones que se consolidan con el tiempo, solo basta con mirar el enorme crecimiento de la oferta teatral de la localidad y de qué manera llegan elencos y músicos de otros sitios a medida que los espacios surgíeron y se multiplicaron.

La firma de convenios para desarrollar actividades universitarias merece un análisis aparte pero no se puede obviar porque forma parte de la ceremonia de este viernes.

La educación también opera como equiparador, y el camino que se iniciará tiene un gran abanico de opciones a futuro desde un presente que a algunos podrá no satisfacer plenamente, pero como con los árboles, para disfrutar de la sombra hay que comenzar por la semilla o la estaca.

La inversión en cultura y educación figura en las agendas y discursos de todos pero ocupa generalmente muy poco espacio en el detalle de los presupuestos gubernamentales, por eso y por otras cosas más es que la inauguración del cine es un hecho cultural pero a la vez un acto político.

El otro acto

Si todavía el lector persiste en continuar el recorrido por esta columna, debo señalarle que todo lo que se escribió del subtítulo para arriba es una clásico artículo de neto corte local, replicable quizá a otros lugares, pero afianzado en nuestra realidad.

Pero, y siempre hay un pero, esa mirada se licuará hacia afuera con la llegada de la vicepresidenta.

El cine, los convenios, las oportunidades, la igualdad pasarán a un segundo plano, el centro de la escena será saber qué temas abordará y como lo hará Cristina Fernández  en su discurso. La realidad nacional será una invitada rutilante que acaparará gran número de miradas… y orejas expectantes.

Eso ya se trata de otro acto político que en muchas ocasiones diluye o enmascara la trascendencia que el hecho convocante tiene para quienes vivimos aquí.

Por eso, independientemente de las simpatías u objeciones que puedan manifestarse por las características de este acto oficial, es importante no perder de vista el suceso que lo genera.

Las obras quedarán de ahora en más para beneficio y usufructo de los vecinos, la noticia que se vea reflejada en medios del resto del país por la misma vorágine cotidiana será reemplazada por la novedad del día siguiente que en tiempos como los que corren,  las hay en abundancia.