Elecciones 2023: ¡Arriba el telón!
Se avecina una nueva puesta en escena, se aprecian los ensayos, ellos, tal como los actores, memorizan su guión, lo practican, lo interpretan, se someten al veredicto de quienes los couchean, corrigen, vuelven a intentar. Pueden fallar, en definitiva no son del palo, en realidad son políticos que aspiran a innumerables cargos electivos.
Ellos saben que los votantes se movilizan más por las emociones que por la razón, aunque muchos discrepen con esta afirmación, pero solo de esa manera se entiende que en cada comicio haya menos plataformas ¡Aparición con vida de las propuestas partidarias y los planes de gobierno!
Son un poco titiriteros, saben cómo mover los hilos que los vinculan a multitudes de sufragantes que reaccionan ante el estímulo tal como ellos lo prevén, pero en realidad, aunque los piolines no se noten, se pueden adivinar claramente.
No fue magia, lo hemos escuchado hasta el hartazgo, no, no lo fue, quizá se asemeja más a una ilusión, y un mago y un ilusionista tienen mucho en común al fin y al cabo.
Se gastan minutos en los medios con el desprestigio del rival en batallas verbales de adjetivación (ya casi quedó en el olvido la frase de Ricardo Balbín sobre el adversario que despedía a un amigo cuando murió Juan Domingo Perón) el enfrentamiento es sin piedad.
Las intervenciones de los posibles candidatos en los programas de televisión y en los reportajes se asemejan más a una tarde de Intrusos del espectáculo que a aquellos memorables debates de ideas del retorno a la democracia que, dicho sea de paso, tiene 40 años y ya es tiempo que comencemos a madurar en su ejercicio, estamos grandecitos, ¿no?
Poco a poco la política se farandulizó, comenzó de manera incipiente, con algunos candidatos aislados que provenían del mundo artístico, (recordemos a Palito Ortega con Eduardo Duhalde o al mismísimo Luis Brandoni en la UCR) hoy esos espacios se multiplicaron y sus presencias en las listas también ¡bienvenido Dipy!
Las redes sociales que fueron creadas con el objetivo de generar comunidades hoy son un instrumento unidireccional para la transmisión de contenidos en que los únicos que interactúan entre sí son los que comentan.
Son pocos los que aceptan la intervención de periodistas que interpelen, la militancia hizo caer en el descrédito a muchos profesionales que dejaron de lado la imparcialidad y en algunos casos, su propio prestigio.
Comienza la temporada de actuaciones, algunos alcanzarán mayor credibilidad de sus personajes, otros no tendrán el mismo éxito, la cartelera es variada, pero los textos no parecen hasta el momento sobresalientes.
Si las propuestas no son superadoras habrá que elevar el nivel de exigencia de los ciudadanos, hasta que no dejemos de votar al menos malo, al que le entregamos el sufragio para que no llegue el otro, creyendo ciegamente en promesas que la mayoría de las ocasiones no se cumplen sin pagar costos políticos porque allí están, nuevamente, ofreciendo virtudes que cuando tuvieron la oportunidad de demostrarlas no lo hicieron, todo seguirá igual.
Pero pese a todo, la democracia es la mejor manera de vivir, con la libertad de votar, equivocados o no, a quienes queremos que nos representen.
Quizá lo que nos falte es reconocer plenamente que el poder no lo tiene el que gobierna sino el que elige, un dato no menor en un sistema como el que dicta nuestra Constitución.
Fernando Goyanes
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