Setiembre arrancó con poda… en el vademécum

Setiembre arrancó con poda… en el vademécum

Los tijeretazos alcanzaron a algunos antidepresivos y ansiolíticos de uso frecuente como la sertralina y el clonazepan, pero no son los únicos, médicos de otras especialidades señalaron que la medida también alcanza a sus prescripciones.

 

Desde la web alertamos sobre esta arbitraria e inconsulta medida de la cual los afiliados a la CSS se enteraron al llegar a la farmacia y que pone en riesgo a quienes se encuentran bajo tratamiento de su salud mental.

Lo llamativo no es que el gobierno tome este tipo de decisiones, ya lo había realizado con anterioridad, lo preocupante es que aún a costa de verse afectada la vida cotidiana de los pacientes, la sociedad permanezca callada.

¿Cuál es el motivo?

“La comunidad está aguantando aparentemente esperando algo, no sabemos qué. Esto no es casual, hay una política que apunta a las restricciones y a la vez hay una hegemonía aplastante para las opiniones disidentes y esto también colabora a esta apatía social”, afirma el Psiquiatra Mauro Morelli, presidente de la Comisión de Protección de los Derechos en Río Gallegos.

Si el motivo que llevó a esta medida es económico realmente resulta incomprensible porque las consecuencias afectarán de manera directa en nuevas erogaciones a las que tendrá que hacer frente el mismo gobierno.

“Que el estado ya no sea garante de la adquisición de esos medicamentos genera una enorme dificultad para mantener los tratamientos y esto va a tener una gran repercusión en los índices de suicidios, en el volumen de las internaciones hospitalarias, en ausentismos laborales, la productividad media de la comunidad sufre un retroceso por el aumento de los síntomas en la salud mental, con un impacto directo que no se está analizando”, acotó el profesional.

Morelli señala que hay una decisión arbitraria de detener la cobertura del 50% del vademécum que tradicionalmente tuvo la CSS sin tener en consideración los más mínimos criterios médicos, “es un atentado concreto a la calidad del servicio”, añadió.

Estamos camino a una apatía generalizada que nos hunde cada vez más y mientras tanto... ¿qué hacen los representantes de los trabajadores en los organismos provinciales, los legisladores o la justicia al respecto? casi se trataría de un silencio cómplice.

Las consecuencias de la suspensión de tratamientos son gravísimas: en los trastornos más severos la repercusión es casi inmediata, personas que de un día para el otro no van a poder dormir o van a tener un estado de ánimo muy alterado, cambiante, en otras instancias pueden tener síntomas sicóticos con delirios, alucinaciones con reagudización en cuadros que con un esquema de medicación están controlados y les permiten vivir de manera más natural.

Es una instancia realmente alarmante, no se concibe la peligrosidad de lo que se está haciendo.

“Somos testigos de un porcentaje muy amplio de la comunidad que está suspendiendo sus tratamientos crónicos por una necesidad imperiosa de responder a sus necesidades de consumo de alimentos, o come o compra remedios, hay medicamentos que suspenderlos implica un riesgo severo para la vida, su estado de vulneración es alarmante y desesperante”, añade Morelli.

Para que los números cierren, se le cierran posibilidades de una vida mejor a infinidad de afiliados que aportaron toda su vida a un seguro social que los ha mantenido cautivos y que hoy no les da respuesta.

Fernando Goyanes