Con la misma pasión
Padre e hijo recibieron certificaciones en el acto aniversario de Bomberos Voluntarios visiblemente emocionados.
Comenzaba la ceremonia de entrega de diplomas y credenciales a quienes cumplimentaron el respectivo período de instrucción cuando a Sebastián del Marco (el papá) los ojos se le llenaron de lágrimas.
El protocolo de la formación pasó a un segundo plano, la emoción pudo más y se fundió en un afectuoso abrazo con el colega más cercano que se encontraba a su izquierda. Las lágrimas fluyeron en cascada, y esos brazos le dieron la contención que el momento ameritaba.
Al finalizar la ceremonia, el mismo ritual se repitió pero esta vez con su hijo, Brian del Marco, bombero voluntario al igual que él, que recibió sus papeles en la misma jornada.
El abrazo fue interminable, al igual que las lágrimas, contagiosas para quienes observábamos la escena
¿Qué desató tanta emoción?
“Tener a mi hijo que me sigue en esto y a mis 42 años ser Bombero, hacer cosas que no había hecho, es un gran logro en la vida, estoy feliz de estar en el mismo Cuartel con él. Siempre me gustó ayudar, conocí la institución hace más de un año, vine, estudié, fue mucho esfuerzo y me da felicidad en el alma”, dijo Sebastián.
Brian por su parte calificó como muy buena la experiencia de compartir lo que desde hace rato venían soñando los dos.
“Ser Bombero voluntario es muy hermoso, quiero seguir con esto, más si se puede compartir junto con su familia lo que uno siente”, enfatiza.
“Desde muy chico me gustaba ser Bombero pero nunca pude lograrlo por distintas cuestiones de la vida pero aquí pude cumplir mi sueño”, agrega Sebastián.
“Vimos primero la publicación en Facebook y mi papá me dice: ¿Te gustaría empezar? Y yo le dije que sí, vinimos al Cuartel y acá seguimos, juntos, siempre me gustó, elegimos este camino y aquí estamos”.
Padre e hijo viven juntos en El Calafate desde hace unos cinco años, y en su función de Bomberos ya han tenido ocasión de trabajar juntos.
“Con una mirada ya sabíamos lo que teníamos que hacer” dice Sebastián, “En el momento de intervenir en una acción somos compañeros, afuera del Cuartel somos padre e hijo”, acota Brian.
Los une la misma pasión, las lágrimas en sus rostros demostraban lo que significa para ellos alcanzar este logro y con su actitud, se llevaron todas las miradas de la ceremonia. Imposible abstraerse de lo que estaba ocurriendo, inevitablemente todos los ojos se dirigían a ese padre e hijo movilizados emocionalmente y fuertemente vinculados desde lo afectivo, fueron sin lugar a dudas, y sin quererlo, el centro de la escena.
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