Equilibremos una economía globalizada

Equilibremos una economía globalizada

Con el avance de la tecnología sobre nuestras monótonas costumbres se han desbalanceado muchos aspectos ya aceptados y asimilados por nuestra economía y principalmente por nuestro país, y me refiero para ser más específico a la forma en que tributamos los argentinos al principal organismo recaudador.

Con una extremadamente alta presión tributaria, capaz de desalentar al más audaz de los emprendedores o inversores, los argentinos pagamos los impuestos más altos de la región, y para comprobar tal afirmación no es necesario ser un erudito en materia económica, basta con comparar los precios de bienes registrables (casas y autos) de los países vecinos con los que pagamos aquí, hablamos de misma marca, modelo y año en el caso de vehículos, y m2, zona y demás parámetros en el caso de vivienda.

Por tomar dos ejemplos de las desproporciones de nuestros impuestos, un empleador que contrata un dependiente, debe estimar 26 haberes al año por él, trece para el trabajador y trece para cargas sociales y fisco.

No hay proyecto que aguante semejante salida de dinero. Y el segundo ejemplo es el de una empresa que cobra dos veces un mismo servicio, que le factura al 99,99% de los argentinos, que no contrata a nadie, ya que su personal está prestando servicio desde alguna oficina del hermoso Caribe.

¿Ya adivinó? Sí, me refiero a las prestadoras de telefonía celular, hoy evolucionadas en fleteras de transporte de datos en formato digital, que le factura los megas al que los envía y al que los recibe, redondito, ¿no?

La desproporción entre estos dos últimos ejemplos de empresas es el fruto negativo de la bendita globalización, y es a la vez algo para mejorar que seguro redundará en nuestra economía nacional. Mientras llega la solución, sigamos disfrutando de nuestro hermoso Calafate.

 

Marcelo Berretta

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