La Importancia de Preservar la Memoria Escrita e Impresa como Resistencia ante la Fugacidad Digital

La Importancia de Preservar la Memoria Escrita e Impresa como Resistencia ante la Fugacidad Digital

En reiteradas ocasiones nos han preguntado el motivo por el cual en tiempos de nuevas tecnologías decidimos continuar con la edición impresa de Carta Abierta.

Quienes nos han formulado esa inquietud han recibido de manera personal la respuesta, pero nos parece apropiado además, que la fundamentación aparezca precisamente sobre el papel, como una declaración de principios y ratificación del rumbo elegido.

En la era digital, donde las redes sociales dominan la comunicación y la información se consume a la velocidad de un clic, resulta cada vez más relevante cuestionarnos sobre la preservación de la memoria.

La inmediatez y fugacidad de las redes sociales fomentan una cultura de consumo rápido, donde las publicaciones tienen una vida útil tan corta como la memoria de quienes las ven.

La información es desechada casi con la misma rapidez con la que se crea, desvaneciéndose en un mar infinito de datos, mientras los servidores que almacenan nuestros recuerdos digitales se enfrentan a riesgos como fallos técnicos, ciberataques y la obsolescencia tecnológica.

En este contexto, la preservación de la memoria escrita e impresa emerge como una estrategia de resistencia. Lejos de ser un anacronismo, los libros, revistas y diarios impresos representan una forma tangible de conocimiento y memoria, que permite a las personas conectarse con el pasado de manera física y consciente.

La naturaleza duradera de los documentos impresos contrasta con la fragilidad de los archivos digitales, expuestos al desgaste de los formatos y a los vaivenes de las plataformas.

Además, el acto de escribir y leer en papel implica una experiencia más reflexiva y comprometida. La información impresa demanda un proceso más pausado de comprensión, alejándose de la superficialidad que muchas veces fomentan las redes sociales.

En un mundo donde la noticia caduca en cuestión de horas y la información cambia de acuerdo a tendencias, la preservación de la memoria impresa se convierte en un refugio ante lo efímero.

Defender la existencia de los diarios impresos y otros medios escritos no implica rechazar la tecnología, sino revalorar la importancia de contar con un testimonio físico y duradero.

Frente a la volatilidad digital, estos registros se alzan como guardianes de la historia, una resistencia ante la velocidad y la desmemoria.

En definitiva, preservar la memoria impresa es un acto de conciencia y un legado para las futuras generaciones, un ancla sólida en un océano digital en constante movimiento.