En contra de las represas
Por Gerardo Bartolomé
Hace poco estuve en Calafate presentando el documental “Viaje a la Patagonia Austral” (Senado TV), en la Intendencia del Parque Nacional. Después de la proyección hubo preguntas sobre la historia y la filmación en sí, pero también hubo algunas que apuntaron al futuro del río Santa Cruz a raíz de la construcción de las represas. Respondí evitando la polémica para no desviar el tema de la reunión por el cual me convocó APN. Sin embargo me quedó un sabor amargo ya que algunos recriminaron mi supuesto cambio de opinión. Por eso solicité este espacio, para aclarar mi posición.
Lo primero que quiero reafirmar es que estoy en contra de la construcción de las represas sobre el Río Santa Cruz, y considero que no fue serio el Estudio de Impacto Ambiental, por lo que los efectos negativos de estas represas no fueron verdaderamente evaluados. Si fuera posible preferiría que estas no se construyeran pero no veo, dado su avance, que la obra se pueda detener.
Hace años fui el primero que alertó que las represas aumentarían el nivel de agua del lago con un efecto negativo sobre el glaciar Perito Moreno; todo fundamentado con cálculos ingenieriles incuestionables. Mi iniciativa juntó casi ochenta mil firmas y fue clave para que se bajara la cota de Condor Cliff disminuyendo (aunque no eliminando) el efecto negativo. También participé del Amparo presentado por la AAAAP que frenó la obra por casi tres años. En el 2017, en la Audiencia Pública del Senado de la Nación, expuse con datos precisos que el proyecto actual podía afectar a los glaciares del Lago Argentino. Escribí varios artículos explicando no sólo los peligros de las represas sino también que sus hipotéticos beneficios serían efímeros y menores a lo esperado. Todo esto como una posición personal, sin ningún organismo ni asociación que me ampare ni apoye, tanto durante el gobierno actual como el anterior.
Claro que alguien podrá decir que hace ya algún tiempo que no realizo acciones en contra de las represas. ¿Por qué? Muy simple, porque las obras están avanzadas y no veo posible que estas se detengan. Es decir que, lamentablemente, tengo la convicción de que las represas son hoy imparables. Mi esfuerzo, como el de muchos otros, se vio frustrado cuando el gobierno saliente firmó el millonario contrato en su último día de mandato, y luego tampoco logramos convencer a la opinión pública en contra del proyecto.
Mi visión es que hoy, más que oponerse a la construcción inevitable, hay que esforzarse en lograr minimizar los efectos negativos. ¿Cómo? 1. Logrando un acuerdo de operación (de Cóndor Cliff) que garantice el nivel de agua y su ciclo natural en el Lago Argentino. 2. Un acuerdo de caudal de llenado que minimice efectos en el estuario del Santa Cruz para, entre otras cosas, proteger los espacios del Macá tobiano. 3. Lograr un status de protección sobre áreas del valle del río que garantice el mantenimiento del hábitat y de sitios arqueológicos como también el acceso del público a ciertos sectores. 4. La creación de dos museos de historia natural (en El Calafate y en Piedra Buena) con una exhibición de hallazgos e historia de esa parte de la estepa patagónica que posibilite divulgar conocimiento, crear trabajo genuino y atraer turismo. 5. Promover un relevamiento fotográfico aéreo y terrestre que apunte a crear un detallado modelo 3D del valle que permita el estudio científico como también un viaje de “realidad virtual” al valle perdido para aquellos que nunca lo conocieron. 6. Crear conciencia pública sobre el enorme costo de los mega-proyectos de infraestructura y el valor del “ambiente” natural. En este último punto va inmerso el documental que presenté en Calafate.
Creo que debemos pelear una batalla larga para que cosas como estas no vuelvan a pasar. Debemos convencer a la opinión pública de la importancia de defender el medio ambiente y que “el Progreso” no es de por sí un motivo suficiente para llevar adelante “mega-obras”. Estas deben ser medidas y evaluadas seriamente ANTES de firmar un contrato, incluso antes de llamar a licitación. Esto corre también para el fracking y la explotación de petróleo off-shore.
En resumen, respeto la posición de quienes siguen luchando contra las represas. Pero, como su construcción me parece inevitable, mantenerme en esa postura me impediría pelear por los demás objetivos que expuse. Estos podrán parecer secundarios, pero son alcanzables.
Finalmente, si al “bajarme” de la lucha contra las represas del Santa Cruz he decepcionado a algunas personas, pido disculpas, pero estoy convencido de que, dadas las circunstancias, ese no es el mejor camino.
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