¡Gracias Sui Generis!

¡Gracias Sui Generis!

Mi nombre es Jorge Pauletti, soy lector frecuente de Carta Abierta y aunque no viva en la ciudad de El Calafate, la he visitado en varias ocasiones. Estoy cerca de cumplir 80 años con todo lo que eso implica, pero en ese tiempo he podido vivir cosas maravillosas.

Soy melómano, músico, beatlemaníaco, presencié por mi edad el nacimiento de nuestro rock nacional con el surgimiento de aquellas bandas que hicieron historia, integradas por artistas excepcionales y autores de canciones que aún perduran (y cómo) en la memoria de quienes las cantamos en recitales y de aquellos que las reciben aún hoy con la misma frescura que fueron creadas.

El 5 de setiembre se cumplieron 50 años de los últimos dos conciertos con los que se despidió Sui Generis del público de Buenos Aires, ambos en un Luna Park colmado de jóvenes. Allí estuve, rodeado de miles de voces, para vivir un sueño, tocados por la noticia que sería la última vez.

Creíamos que se acababa todo: la poesía, la sutileza musical, la alegría de ver a esos dos monstruos juntos sobre un escenario (nunca pensamos lo que se vendría despues cada uno por su lado).

Charly García con su galera blanca hundido en los teclados, Nito Mestre con la sencillez de siempre y su guitarra al mango. Nos volvimos locos, éramos una multitud exultante, movilizada, feliz, los acoples, algunas fallas del sonido pasaron a un segundo plano, no importaba nada más que estar allí.

Llegaron todas las canciones que sabíamos de memoria: Canción para mi muerte, Bienvenidos al tren, Aprendizaje, pero con Rasguña las piedras todo explotó…

Apoyo mis espaldas

y espero que me abraces

atravesando el muro de mis días..

Como un coro repetíamos la letra desde las gradas y nos abrazábamos, llorábamos mientras ellos cantaban

y por fin veo tus ojos

que lloran desde el fondo

y empiezo a amarte con toda mi piel

En esa vorágine de música y sentimientos, de alegría y tristeza a la par, de comunión entre absolutos desconocidos con algo en común que los unía pasamos dos horas poseídos, deseando que nunca terminara.

Y se notó desde el escenario que no queríamos ni podíamos marcharnos, era el final y lo queríamos prolongar todo lo que se diera, pero Charly, cuando no Charly, nos pide por favor que nos vayamos para que ingresaran al Luna Park los otros miles que esperaban afuera para el segundo concierto.

Una explosión de aplausos hizo temblar el estadio y salimos, cantando, como si hubiera una próxima vez, ilusionados, esperanzados.

Es difícil transmitir la experiencia, seguramente comprenderán mis sentimientos, supo afirmar Duke Ellinton “la música es mi amante” y yo amo la música.

Solo quiero decirles que valió absolutamente la pena, y hoy medio siglo después ratificamos que no estábamos equivocados cuando comenzamos a seguir a esos dos pelilargos que tanto le aportaron al rock nacional.

Gracias Nito, gracias Charly, fueron más de cincuenta años que soñamos desde cada una de sus letras, que vibramos por su poesía, deliramos con los acordes y la evolución musical, décadas de aprendizajes y de amor.

Sin quererlo ni proponérselo, ingresaron y perdurarán por siempre en la historia del rock nacional.

Si querés ver "Rasguña las piedras" en el Luna Park ingresá a este enlace, es un documento histórico

https://www.youtube.com/watch?v=W_cWirM0TQg