GIA: Carpintero de barcos

GIA: Carpintero de barcos

En una reunión de GIA, varios compañeros estaban muy risueños, sin darse cuenta el coordinador lo que pasaba.

En el transcurso de la charla, donde la palabra circula al igual que los mates, percibe que la risa era de burla hacia Héctor Barrientos Nahuelquen, quien es de profesión carpintero (y músico, toca el acordeón los domingos en la Iglesia).

Al culminar la reunión el coordinador conversa con el carpintero, quien le cuenta que “está haciendo un barco” (nuevamente las risitas de los compañeros burlones), ante esto y para evitar enojarse por la incómoda situación, se ponen de acuerdo con Héctor de poder visitarlo al galpón donde “está trabajando”.

Al día siguiente, al pasar por el lugar, se observa el esqueleto de un barco en madera, de unos 8 mts. de largo (eslora) y 3 mts. de ancho (manga).

Mates mediante, Héctor relata que es nacido de Chiloé, una isla en Chile de tradición marinera, y que ha construido en su vida unos 120 barcos (su padre también era carpintero naval).

Se le pide permiso para sacar unas fotos y este accedió.

En la siguiente reunión del GIA el coordinador le pregunta a Héctor si podía contar al grupo lo que habían estado haciendo el día anterior, y este relató que lo habían visitado en el galpón donde está construyendo el barco (otra vez las risitas burlonas de los compañeros), le pidió permiso para mostrar las fotos tomadas y las hizo circular entre los compañeros.

Se produjo un gran silencio, las risitas no volvieron a escucharse y Héctor pudo contar de su oficio en Chile, del trabajo como constructor de barcos con su padre y que era la primera vez que construía un barco en El Calafate.

Esto nos dejó una reflexión: cada persona tiene muchas habilidades, capacidades, y a veces la enfermedad nos cristaliza con el rótulo de ser solamente un “borracho”.

Desde esas capacidades, las partes sanas, es de donde nos agarramos para iniciar un tratamiento de recuperación; todas las personas son mucho más que bebedores.