La CSS da de baja psicofármacos del vademécum y pone en riesgo nuevamente la salud de los afiliados
Al recorte de medicamentos propiciado meses atrás y el cambio en los descuentos para familiares de jubilados ahora se suma la baja en los planes de drogas como la sertralina y el clonazepam.
La Caja de Servicios Sociales se ha transformado en una caja de pandora que de manera periódica toma decisiones que de una u otra manera afectan a los afiliados que ven mermar la cobertura que reciben.
Las novedades se producen cuando ya no queda margen inmediato para poder resolverlas: al llegar a la farmacia y encontrarse con que sus medicamentos han dejado de estar en el vademécum vaya a saber por decisión de quien y con qué objetivo, pero seguro que no es proteger la salud de los pacientes.
En los últimos días los afiliados se encontraron con la negativa farmacéutica a expender sertralina y clonazepan con los descuentos que hasta hace poco tiempo atrás estaban vigentes.
En la delegación local de la CSS las respuestas a los trabajadores y pasivos es la misma: que los profesionales los reemplacen por otros productos que si tienen la cobertura, es decir, un reemplazo de drogas, o presentar un informe a la auditoría médica del organismo para en caso de ser aceptada la solicitud, reiniciar el tratamiento original.
La medida constituye una burla para quienes a lo largo de los años han aportado todos los meses a la entidad y hoy no pueden recibir la atención que necesitan y por otro lado, se pone en riesgo la salud de los afiliados ante la interrupción intempestiva de la medicación.
Profesionales consultados indicaron que no todas las drogas tienen las mismas acciones y efectos sobre el paciente y que no siempre se pueden reemplazar por otras, su elección es acorde a las características de salud de quien las ingiere basados en sus historias clínicas, la combinación con otros fármacos, y como pueden o no afectar órganos como el hígado y los riñones entre otras cosas.
Lo que señalan es que en caso de reemplazar la droga, si esa fuera la única alternativa, podrían no conseguirse los efectos deseados y a la par causar otro tipo de daños colaterales.
Peor sería aún la suspensión de la ingesta ya que todo el proceso de mejora realizado volvería atrás la atención del paciente a un estado igual o peor que aquel que lo llevó a la consulta.
Para los psiquiatras de la provincia el tema es complicado ya que se verían en la necesidad de prescribir psicofármacos con una menor variedad de posibilidades o recetar algo que no responda fehacientemente a lo que se necesita.
Todo hace pensar que el motivo principal de esta decisión está fundamentado en el aspecto económico por una pésima administración de los recursos de los afiliados a lo largo del tiempo, pero pone en riesgo a centenares o miles de personas en tratamiento que siempre cumplieron con su parte del trato.
Se sabe que la opción de acudir a la auditoría médica demandará tiempos burocráticos y administrativos desconocidos durante los cuales las personas no contarán con la medicación o deberán afrontar el cien por ciento del valor de las mismas, algo injusto para quienes aportaron toda la vida a su seguro social de salud.
No se descarta que los afiliados inicien a corto plazo una serie de reclamos individuales o colectivos para que se revea de manera inmediata la medida.
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