LA SALUD COMO EXCUSA DE LA VIOLENCIA AUTORITARIA - por Claudio Cirille

LA SALUD COMO EXCUSA DE LA VIOLENCIA AUTORITARIA - por Claudio Cirille

El filósofo coreano Byung Chul Han dice que el verdadero poder pasa desapercibido y logra la adhesión voluntaria y sin resistencia de la población mientras que, por el contrario, cuando las normas se imponen de manera arbitraria y despótica deja de ser verdadero poder para transformarse en violencia autoritaria.

Tras 2 años de declarada la pandemia de COVID 19 hemos aprendido varias cosas, respaldadas por abundante evidencia y datos oficiales.

1) RESPECTO DEL VIRUS SARS CoV 2: A dicho virus se lo considera el causante de la pandemia. Pues bien, en diversos estudios publicados entre 2020 y 2021 en España, la OMS, el New England Journal of Medicine, se concluye que HASTA LA FECHA NO SE HA AISLADO EL VIRUS EN ESTADO NATURAL. Peor aún, tanto la Dra. Carrie Madej como el epidemiólogo y profesor Harvey Risch de la Universidad de Yale, muestran que 19 nucleótidos del genoma del SARS CoV 2 fueron patentados en 2013 por el laboratorio Moderna, (léase Bill Gates), e introducidos de manera artificial, con conocimiento y participación del funcionario de EE.UU encargado de “manejar” la pandemia, el epidemiólogo Anthony Fauci, con inocultables conflictos de intereses.

En consonancia con el deseo manifestado explícitamente por Bill Gates, Ted Turner y otros, de reducir la población mundial, curiosamente se ha documentado que el SARS CoV 2 genera respuestas autoinmunes en placenta, óvulos, espermatozoides, actúa sobre el cromosoma 8 vinculado a la fertilidad, y en Australia se han constatado test de HIV (+) luego de vacunarse, en personas previamente negativas. De esta manera, utilizando la enzima transcriptasa inversa se incorporan genes extraños en nuestro genoma, operación llamada “transfección”. Estos genes sintéticos se vehiculizan por medio de nanopartículas de hidróxido de grafeno, engañando a nuestro sistema inmune y ayudando a transmitir el COVID 19, en lugar de frenar su propagación. Esto se ve respaldado por las estadísticas que demuestran que desde que se inició la vacunación los casos de COVID 19 se han elevado en lugar de disminuir.

2) RESPECTO DEL TEST PCR (HISOPADO): El propio inventor del método advirtió que no servía para diagnosticar virosis. Por un lado, hay 52 virus diferentes al SARS CoV 2 que pueden producir resultados falsos (+). Por otra parte, el método es manipulable según como se calibran los equipos utilizados para procesar las muestras, pudiendo aumentar o disminuir los casos en función de ello. En fecha reciente se ha comunicado el desarrollo de otro método diagnóstico que permite diferenciar la gripe del COVID 19. “A confesión de parte, relevo de prueba”. Los CDC de EE.UU los han dado de baja por este motivo a partir del 31/12/21. En el pedido de informes solicitado por Ana Daverede, el ministerio de Salud de la Nación reconoce oficialmente que el test PCR no permite definir contagiosidad, progresión, transmisibilidad ni enfermedad por medio de dicho método.

3) RESPECTO DE LA PANDEMIA: Poco antes de ser declarada, de manera muy “oportuna” la OMS modificó la definición de pandemia. Ya no se tomaría como referencia un aumento abrupto de muertes, sino simplemente de casos (+). Según este criterio, podríamos afirmar que existen pandemias de cefalea, caries, artrosis, lumbalgias, etc.

4) RESPECTO DE LOS TRATAMIENTOS: Existe numerosa evidencia documentada y publicada, accesible a cualquiera que quiera buscarla, de fuentes confiables, que demuestra que la hidroxicloroquina, la ivermectina, el dióxido de cloro, el ibuprofeno inhalatorio, etc., son efectivos, confiables y económicos. No obstante, los entes oficiales, con evidentes conflictos de intereses, los han desechado sistemáticamente, ¡desaconsejando las autopsias, promoviendo el uso de respiradores y las vacunas experimentales!, mucho más caras y con enormes efectos adversos, generando más enfermedad y muerte de las que supuestamente pretenden evitar.

Por solo citar unos pocos ejemplos, según datos de sitios oficiales y publicaciones de reconocido prestigio internacional, los niños de entre 10 y 14 años inoculados con 2 dosis tienen 52 veces más probabilidades de fallecer que los no inoculados. Los abortos espontáneos han aumentado en un 1.687% en embarazadas inoculadas respecto de las no inoculadas. Pfizer, que pretendía retardar 75 años la publicación de la composición y efectos adversos de sus terapias génicas, tras verse obligado por un fallo judicial, ha difundido un documento oficial cuyas últimas 9 páginas contienen una lista de 1291 efectos adversos, muchos de ellos severos e incluso mortales. En Inglaterra, 9 de cada 10 fallecidos por COVID estaban inoculados, y 4 de cada 5 con triple dosis. En todos los menores de 80 años, la enfermedad espontánea y natural tiene menor mortalidad que cualquiera de las inoculaciones en uso, por lo cual, la gran mayoría de la población inoculada no tiene beneficios, solo riesgos. Según datos oficiales del VAERS (sistema norteamericano de reportes de efectos adversos) y su equivalente europeo (EMA), al 26/2/22, se han confirmado más de 65.000 muertes por inoculaciones contra el COVID, y más de 4.900.000 efectos adversos, gran parte de ellos graves, por la misma causa.

 

 Albert Einstein decía que “es imposible obtener resultados diferentes si se persiste en utilizar los mismos métodos para alcanzarlos”. Si algo ha quedado demostrado hasta el momento de escribir estas líneas, y a dos años de haber comenzado la pandemia, es que las medidas tomadas para resolverla han fracasado rotundamente. La prueba de ello es que una y otra vez, como un mantra repetido hasta el hartazgo, nos proponen aislamientos y vacunaciones con terceras, cuartas e infinitas dosis de refuerzo, para luego constatar que las cifras de contagiados, enfermos y muertos continúan en aumento, con casos paradigmáticos como el de Israel, en donde tras una campaña de inoculaciones con elevadísimo porcentaje de la población inyectada, los casos de enfermos y muertos no hicieron otra cosa que aumentar, lo que refuerza la evidencia de que las vacunas debilitan en lugar de fortalecer nuestro sistema inmune. No obstante ello, se empecinan en desoír la opinión fundada de expertos científicos de verdad (sin conflictos de intereses con la industria farmacéutica) que vienen advirtiendo desde un comienzo que se obtendrían mejores resultados permitiendo una “inmunidad de rebaño natural” protegiendo solo a los grupos de riesgo (ancianos, inmunodeprimidos, etc) y permitiendo al resto de la sociedad llevar su vida habitual prepandémica. Los aislamientos eternos, recurrentes, y las inoculaciones infinitamente repetitivas, solo han logrado y seguirán consiguiendo empeorar cada vez más el desastre que han generado. La humanidad ha sobrevivido hasta el 2019 conviviendo en contacto permanente y cotidiano con todo tipo de gérmenes, en una especie de carrera armamentista natural y espontánea, que ha permitido fortalecer nuestro sistema inmune. Ahora una elite de criminales globales, propietarios/controladores de corporaciones farmacéuticas y mediáticas, utilizando una campaña global de terror (con devastadores efectos psicológicos e inmunodepresores, funcionales a la perpetuación de la pandemia), y con la “desinteresada” e inestimable complicidad de gobiernos, estados, y funcionarios corruptos e igualmente genocidas, pretenden esclavizarnos a fuerza de sanciones, restricciones y todo tipo de coerciones totalmente ilegales, anticonstitucionales, violatorias de derechos y garantías conseguidos tras sufrir milenios de torturas, experimentos en humanos, masacres y holocaustos. Todo esto para lograr un objetivo “superior”: el control y sometimiento absoluto de la población mundial, su reducción a fin de que les resulte más fácil controlarla; imponiendo un sistema autoritario y despótico al estilo chino de premios y castigos, por medio del pago de sueldos, jubilaciones, pensiones y ayudas sociales con criptomonedas controladas por los bancos centrales, eliminando el dinero físico o reduciéndolo a su mínima expresión. Toda persona que se resista pasará a ser un “muerto civil” que no podrá renovar DNI, carnet de conducir, pedir créditos, inscribir a sus hijos en las escuelas, acceder a atención socio-sanitaria, etc. El senador estadounidense Robert Kennedy Jr lo advirtió con total claridad cuando dijo en 2020, en Berlín: “el día en que controlen tu billetera y tu cuenta bancaria, controlarán tus comportamientos”. Por si alguien duda de esto, hace años que existe el proyecto de vincular el DNI con el CBU bancario, el número de Historia Clínica y el calendario de vacunación, (ver boletín oficial de la Argentina del 4/9/2020, donde se aprueba el “certificado digital de hechos vitales”). Si obedecés y te sometés te pagamos tu sueldo/jubilación, si no lo hacés te quitamos tus medios de subsistencia. Si esto les parece exagerado, piensen en Tucumán, donde ya condicionan el pago de las jubilaciones a la adhesión a las campañas de “vacunación”. Es decir que el miedo/terror a la enfermedad y la muerte se utilizan como arma para el control y sometimiento total de la población. La elite te ofrece la “salvación” (pagándote el sueldo, siempre y cuando te vacunes y cumplas las cuarentenas perpetuas permitiéndoles acceder y manejar todos tus medios de subsistencia sin protestar ni rebelarte). Un rebaño pusilánime, paranoico y sumiso al servicio de la elite que, por supuesto, no se aísla ni inyecta, cual narcotraficantes mafiosos. Esto explica por qué gobiernos que se dicen democráticos y defensores de los derechos humanos no dudan en pisotearlos y violarlos reiterada y sistemáticamente. Por supuesto para lograr esto y perpetuarlo necesitan un “enemigo/chivo expiatorio”: los “antivacunas” a los que acusan como los responsables del fracaso de todas estas aberraciones totalitarias. Los hechos demuestran otra cosa. Aunque vacunaran al 100% de la población, los enfermos y los muertos seguirían aumentando, que como ya dijimos es lo que quieren lograr (reducir la población mundial, especialmente los ancianos porque son una carga para el presupuesto, y los niños para que no sigan reproduciéndose a futuro). Al resto de la población joven y económicamente activa la reemplazaran con inteligencia artificial y les pagaran un subsidio del gobierno por medio de criptomonedas de banco central para que permanezcan en sus casas y no molesten.

CONCLUSIÓN: NO ESTAMOS EN ESTADO DE SITIO NI BAJO LA TIRANÍA DE UNA DICTADURA, por lo tanto tenemos en nuestro país una Constitución Nacional, Código Civil, Penal, leyes vigentes y Tratados Internacionales que nos dan derecho a negarnos a participar de este experimento global con vacunas NO APROBADAS cuya composición desconocemos, con efectos adversos a mediano y largo plazo desconocidos, con daños severos en lo inmediato ya comprobados y registrados. CABE RECORDAR QUE CUANDO ESTÁN EN RIESGO NUESTRA SALUD Y NUESTRAS VIDAS EL INTERÉS INDIVIDUAL ESTÁ POR ENCIMA DEL INTERÉS COLECTIVO. Nadie puede obligarnos a participar de manera gratuita, involuntaria, compulsiva y sin nuestro consentimiento informado (imposible de firmar ya que desconocemos exactamente qué no están inyectando gracias a la complicidad de nuestro Congreso cipayo con las corporaciones farmacéuticas), de un experimento bajo coerción, amenazas, abuso de autoridad, ejercicio ilegal de la medicina, mala praxis, y una larga lista de violaciones sistemáticas a las leyes vigentes. Paradójica y extrañamente el gobierno/Estado que supuestamente deberían velar por el cumplimiento de las leyes, pretenden obligarnos a violarlas “por nuestro bien”. Si les parece que algo anda mal, que esta “vida” que nos proponen no es vida, entonces es momento de resistirnos. La propia Constitución Nacional acepta que el Pueblo tiene derecho a la desobediencia civil ante imposiciones autoritarias, ilegales, injustas y violatorias de nuestros derechos y garantías. Es tiempo de abandonar la tibieza de la resignación apática si pretendemos un futuro para nosotros y nuestros hijos en libertad.

 

                                                                      CLAUDIO M. CIRILLE

                                                                            DNI: 16.473.164      

(N. de R.: El medio no necesariamente está de acuerdo con los conceptos vertidos por nuestros colaboradores y columnistas, pero siempre haremos prevalecer la libertad de expresión por sobre cualquier tipo de condicionamiento editorial)