Piensa mal y… ¿Acertarás?

Piensa mal y… ¿Acertarás?

Van contra las leyes vigentes, las sentencias judiciales e incluso contra el medio ambiente. Se manejan en silencio, como contrapartida de aquellos que se oponen, que lo manifiestan a viva voz. Tienen poder político y económico, pero no tanto como muchas veces se cree, porque la idea se diluye una y otra vez.

¿Por qué? Porque hay una ciudadanía que se expresa desde hace décadas en la protección de un área natural que ya se demostró en las últimas semanas, está en riesgo, y porque hay un marco legal y ambiental que ampara a esas voces.

A la par que se brindan informes preocupantes sobre la situación del glaciar Perito Moreno, tanto por parte de Pedro Skvarca, reconocido estudioso de la zona, como también lo han dado a conocer los científicos del IANIGLA, se reflota un proyecto que para la mayoría de la sociedad se desconoce.

Nos volvemos a preguntar: ¿Por qué? Pero hay más preguntas: ¿Quién financiaría el proyecto? ¿Quién se haría cargo de las expropiaciones o compras? ¿La provincia, que dice tener dificultades para mejorar los salarios de sus docentes, con más días de paro que de clases y el terrible perjuicio que esto trae aparejado a los alumnos? ¿Se destinarán fondos públicos a una propuesta privada? ¿Lo van a financiar interesados en que el tema avance?

El periodismo está para conseguir respuestas, pero para ello debe haber interlocutores dispuestos a brindarlas y eso no sucede. Cuando la información está escondida, los ciudadanos creen que algo hay detrás que no se debe saber.

Los legisladores, si son representantes del pueblo como lo dice la constitución, quizá deberían efectuar consultas con todas las partes estén de acuerdo o no, y con esa mirada colectiva realizar sus propuestas.

No pareciera que esto sucedió, si hubo conversaciones las tuvieron con los interesados en que la pista se construya, por lo que estaría viciado de absoluta parcialidad.

¿Fueron invitados al diálogo los propietarios de las tierras? categóricamente no, convidados de piedra de lo que aparenta ser un negocio para unos pocos mientras dejan afuera al resto, incluso se les niega participación entre los actores que conformarían el contralor de todo lo que suceda.

¿Por qué en vez de expropiar no los incluyen en la propuesta? No lo sabemos aunque lo suponemos.

Van contra todo: hay Leyes vigentes que lo impiden, pues cambiémoslas en beneficio de quien sabe quién. Hay sentencias en la Corte Suprema a planteos de los propietarios, pues hagamos de cuenta que no existen. Los científicos alertan sobre el glaciar, no importa, desde allí arriba se verá hermoso, y si sumamos un teleférico o aerosilla mejor… ah, perdón, ese equipamiento funcionaría todo el año, ¿Desde dónde saldría? ¿Adónde llegaría? ¿Quién se beneficiaría? ¿Es la pista o los medios de elevación el negocio? ¿Cuántas personas podrían venir a esquiar y cuantas lo utilizarían para tener una panorámica del área? ¿Qué daría más ganancias? ¿Qué peligros de incendios acecharían a la vegetación en época estival?

Más y más preguntas que se podrían responder si se difunde el proyecto, se discute con todos, se analizan los pro y los contras, de determinarse que es favorable se consensua el accionar más proteccionista, se clarifica quienes lo financiarán y aquellos que obtendrán los beneficios. Todo de cara a la sociedad.

Lamentablemente no es un hábito de nuestros gobernantes actuar así, sean de la extracción política que sean; nadie debe quedar afuera de la convocatoria, porque mientras se trate de imponer y no de acordar, de violentar las Leyes nacionales y convenios internacionales en vez de cumplirlos, de medir las cosas por su rédito económico a corto plazo y no con visión de futuro, la puja que existe desde 1991 se mantendrá vigente.

Fernando Goyanes